Nuestra psicóloga de cabecera, Marta Herreras, habla sobre el estrés y cómo afecta a la salud cuando se cronifica en el tiempo

El término estrés, utilizado de modo habitual, es percibe como algo negativo y asociado a un exceso de trabajo. “Parece que si no haces muchas cosas, en el mundo que vivimos, no vives a tope. Sin embargo, el estrés puede ser positivo o negativo y no siempre va asociado al exceso de trabajo, por lo que el estrés, que es un término ‘robado’ de las ingenierías, se denomina a la sobrecarga que una persona puede soportar sin que nuestra estructura se resienta”.

Herreras señala que para hablar de estrés tiene que haber una demanda de una situación nueva e intervienen nuestras capacidades, nuestra percepción y valoración personal de cómo podemos hacer frente a dicha situación”. La psicóloga aclara que puede ser positivo, “porque nos ayuda a localizar la atención en algo que percibimos como un reto”.

El problema es cuando se cronifica en el tiempo, que puede derivar en una depresión. “Cuando percibimos que no tenemos capacidad para superar una situación nos causa estrés negativo. Con el paso del tiempo nos causa unas secuelas”. Aclara que no se puede vivir sin estrés y en general, los humanos “afrontamos bien esas situaciones, pero cuando se mantienen en el tiempo, lo que sucede es que nuestro organismo y capacidades se van debilitando”.

Cuando se habla de estrés se habla de tres fases: Una etapa de alarma, otra de resistencia y finalmente, la de agotamiento, que es cuando pueden surgir los problemas, los síntomas de depresión, porque sentimos que no tenemos capacidad para superar la situación”.

La psicóloga ha querido también hablar del denominado tecnoestrés, asociado a las nuevas tecnologías. “Son indudables los cambios y consecuencias del confinamiento en nuestras vidas. En todos los aspectos. En el ámbito laboral, la inclusión de las nuevas tecnologías en este tiempo ha sido brutal. La pandemia ha multiplicado todo esto y ha supuesto una fuente de estrés para muchas personas, para las que no se han visto con recursos suficientes para afrontar la situación”. “Han sido un trabajo a mayores más que un beneficio”, sostiene Herreras, que concluye que el estrés no solo procede de las demandas del exterior, “sino de nuestros propios recursos. Si en vez de focalizar la tarea de forma negativa tratamos de reforzarnos, ese pequeño gesto de confianza en nosotros, nos libera de bastante tensión y ayuda a enfocarnos a la solución de tareas”.