Entrevistamos a Nary Ly, superviviente del genocidio de los jemeres rojos, que consiguió estudiar, convertirse en la primera científica camboyana y en deportista olímpica, disputando la maratón de Río 2016, representando a su país.
Ly nació a principios de los 70 en Camboya, cuando el país estaba sumido en una guerra civil. Tras la contienda, los jemeres rojos se hicieron con el poder, ejerciendo un régimen de terror y un genocidio en el que casi dos millones de personas murieron. La población fue desalojada de sus ciudades y separada de sus familias. Y Ly fue enviada a un campo de concentración con tan solo cinco años. Consiguió sobrevivir a esa pesadilla y tras haber sido trasladada a un campo de refugiados en Vietnam durante un año, fue enviada después a Francia, con nueve años. Allí inició una nueva vida, refugiándose en los estudios. Quiso ser científica, y tras haberse formado volvió a Camboya, donde trabajó en el Instituto Pasteur. Se convirtió en la primera mujer científica allí.
Con alguns sueños cumplidos, quiso hacer algo por su país. Se planteó un reto: La media maratón de Camboya. Tras completarla, su carrera profesional le llevó a Nueva York, donde hizo el post-doctorado y cumplió otro sueño, ser la primera camboyana en correr una maratón en unos Juegos Olímpicos. Lo consiguió en Río 2016.
Todas estas vivencias e historias las narra en un libro: ‘Nary Ly: Superviviente, científica y olímpica’.
Nary Ly es consciente de que el genocidio lo vivió muy pequeña, por lo que el “trauma es más inconsciente, aunque deja huella”. Los primeros años de traslado fueron “duros, porque no hablas la lengua, la cultura es distinta… Cuando eres niña te sientes triste, porque los demás se ríen de ti, y no tienes familia con la que reconfortarte. Los demás niños preguntaban por mis rasgos… Fue duro, pero sirvió para aprender y, como niña, olvidas rápido. Sigues avanzando y sigues aprendiendo”.
Esta científica tiene claro que solo con los estudios podría salir adelante. “Hay tantas cosas por descubrir que no se termina de estudiar”, reconoce.
En cuanto a su faceta deportista, fue una cuestión de “circunstancias. Quería ser la primera camboyana en los Juegos”. Es una mujer de retos, y el suyo en ese momento era bajar de las tres horas y el atleta Salva Calvo le ayudó, aquí en León, a cumplir ese objetivo. Ly era feliz, “porque tenía el primer objetivo cumplido”.
El puesto de representar “tu país es importante, pero esto no quiere decir que el reto se haya cumplido. Una prueba de 42 kilómetros es “dura, y encima en Río te enfrentabas a mucho calor, humedad… la completé con mucho dolor, pero me decía que era la única oportunidad. No podía abandonar, porque era la primera camboyana. Me decía que si tenía que morir en la meta no importaba, pero tenía que llegar”.