El farmacéutico Javier Herradón nos explica por qué nos afectan tanto los pólenes y qué podemos hacer para reducir sus efectos en nuestro organismo
Con la llegada de la primavera, muchas personas comienzan a notar molestias como estornudos, congestión, picor de ojos y fatiga. Según el farmacéutico Javier Herradón, estas reacciones alérgicas son previsibles y diferenciables de un resfriado común. “Las alergias primaverales suelen repetirse cada año en las mismas personas, a diferencia de una gripe o catarro que puede ser algo puntual”, ha explicado Herradón. Aunque no es posible evitar por completo la exposición al polen, sí existen medidas que pueden aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
Una de las principales recomendaciones es reducir la exposición al polen, manteniendo las ventanas cerradas en casa, ventilando en horarios de menor concentración y utilizando aire acondicionado con filtros limpios tanto en el hogar como en el coche. Además, se debe evitar salir al aire libre en las horas de mayor concentración de polen, que suelen ser entre las 5 y las 10 de la mañana y entre las 7 y las 10 de la noche. También se aconseja evitar jardines y zonas con vegetación abundante, así como lavar bien la fruta antes de consumirla, ya que puede contener restos de polen.
Otro hábito que puede marcar la diferencia es la higiene personal. “El polen se adhiere al cabello durante el día, por lo que es recomendable lavarse el pelo antes de dormir para evitar su acumulación en la almohada”, sugiere Herradón. Mantener un ambiente húmedo en la habitación con pulverizadores de agua también puede ayudar a reducir la presencia de alérgenos. En definitiva, aunque convivir con la alergia primaveral es inevitable para muchas personas, aplicar estas pequeñas precauciones puede hacer que la temporada sea más llevadera.