Sandra Valdueza, de Abacus Innova, nos cuenta en qué consiste el método del ábaco japonés, sus beneficios y por qué se consigue perder el miedo a las matemáticas

“Hemos hablado mucho de cómo se puede entrenar la atención, la concentración, la memoria… pero es muy difícil hablar sin tener un instrumento como es este ábaco japonés. Mucha gente piensa que es como el de toda la vida, y no es así. El ábaco japonés es una herramienta ancestral, un instrumento que se usa de forma habitual, para realizar operaciones. Tiene más de 500 años, pero en España se utiliza desde 2008, y nosotros desde 2014. Lo que nos gusta es que a base de tocar las fichas todo pasa de algo abstracto a palpable”, señala Valdueza.

Se empieza a trabajar con niños de 4 años, y “cuando empiezan a entender lo que son los números, las letras… el cerebro, lo que más entrenado está a esa edad es la visualización de imágenes. Lo que hace el ábaco japonés es separar, visualizando en nuestro hemisferio derecho la imagen, y en el izquierdo el número lógico”. A diferencia del ábaco tradicional, hay “columnas y se utilizan las dos manos, para subir y bajar fichas. Lo que hacen los niños es jugar”.

Este método activa el “córtex cerebral, lo que son los dos hemisferios. Hay estudios que abalan los beneficios de este método”. Valdueza asegura que “he visto cómo los niños van mejorando con este método. El ábaco no miente. El resultado es lo que se visualiza en él. Ellos mejoran la autoestima, porque son capaces de realizar operaciones rápidas sin confundirse. También potenciamos la atención sostenida en el tiempo, y utilizando las dos manos potenciamos los dos hemisferios”.

Con el ábaco japonés se pueden llegar a hacer hasta raíces cuadradas, aunque “nosotros nos quedamos en las divisiones con dos cifras, porque el objetivo es entrenar el cerebro, nuestra mente, para sacar todo el potencial y aprovechar la plasticidad cerebral”.

En cuanto a los adultos, “tenemos muchos vicios adquiridos, pero nos viene bien para entrenar y concentrarnos. Hay gente que lo utiliza como calentamiento antes de desarrollar una tarea que requiera esa concentración. Utilizando el ábaco durante 10 minutos al día, consigues un calentamiento cerebral, y cuando estás entrenando con el ábaco, el cerebro se refresca. Es como ir al gimnasio, que en el momento notas cansancio, pero el beneficio que otorga a largo plazo genera cierta adicción”.