Celia Ferrero (ATA) y Beatriz Tejero (FELE) explican en Manos Arriba cómo funciona este nuevo régimen voluntario y qué deben valorar los profesionales antes de acogerse

Este martes en Manos Arriba se ha abordado en profundidad el funcionamiento del llamado IVA franquiciado, un nuevo régimen voluntario que podría cambiar la forma en la que muchos autónomos y pequeñas empresas gestionan su fiscalidad. Celia Ferrero, vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), y Beatriz Tejero, directora financiera de FELE, analizaron sus implicaciones principales.

El IVA franquiciado permite ofrecer precios sin IVA a los clientes, lo que podría suponer una ventaja competitiva para los profesionales con menor volumen de facturación. Sin embargo, quienes se acojan a esta modalidad no podrán deducirse el IVA de sus compras, lo que obliga a analizar caso por caso si resulta rentable.

Una de las incógnitas pendientes es el umbral de facturación anual que determinará la exclusión automática de este régimen, que podría situarse entre el 10 % y el 25 % de crecimiento anual del volumen de negocio. Además, aunque el tope europeo es de 85.000 euros, cada país puede fijar su propio límite e incluso aplicarlo solo a sectores concretos.

Las ventajas, además de la simplicidad administrativa, incluyen la exención de presentar modelos como el 303 o el 390, y una menor exposición a sanciones por errores o retrasos. No obstante, tanto Ferrero como Tejero recomendaron prudencia y estudiar con detalle los beneficios reales en función del tipo de actividad y la carga de IVA soportado.