Nuestro nutricionista, Emilio Blanco, nos da algunas pautas sobre la alimentación y el carrito de la compra en Navidad

Nos adelantamos al menú navideño, pero no solo por ahorrar, sino por la variedad de alimentos. “Se precisa prudencia e inteligencia. Por ejemplo, los congelados. Congelar un alimento no es estropear, sino conservar las propiedades de un alimento en condiciones óptimas”. Blanco desmitifica que el producto fresco sea “un sub-alimento, todo lo contrario”. Pero si bien es cierto que “congelar los alimentos no es maltratarlos, sí lo es descongelarlos mal”. Para una buena congelación hay que tener en cuenta los electrodomésticos. Los frigoríficos de tres estrellas alcanzan máximo -18 grados. “Una temperatura ideal para lo que hemos comprado congelado. Pero si queremos comprar cosas frescas y las queremos congelar, deberíamos tener un cuatro estrellas, porque alcanza -24 grados, una congelación parecida a la industrial, y preserva todo del alimento”.

Para la descongelación, las verduras, por ejemplo, pueden ir directamente a la cocina, pero el pescado y la carne requiere que se pase antes por el trigo, por temas de oxidación, etcétera.

Blanco pide precaución con los vegetales. “Hay que ser rápido para evitar que se creen cristales en el interior de la célula”. Y muy importante, si se compra sobre todo marisco congelado, “Fijémonos en el porcentaje de glaseado que tiene, que es la cantidad de agua que lleva incorporada el alimento en el proceso de congelación. Esto se paga luego en el peso”.

El nutricionista insiste en la importancia de “hacer una cesta de la compra razonable”, y para ello hay que planificar.