El acoso escolar toma protagonismo y una solución pasa por educar a los hijos para no ser acosadores

Los casos de acoso escolar salen a la luz dejando en evidencia algunos agujeros en el sistema de enseñanza y en la educación en valores que se lleva a cabo en el seno familiar. Conocemos el calvario por el que pasan las víctimas pero, ¿qué sucede si el acosador es nuestro hijo?

 No es sencillo detectar comportamientos abusivos entre alumnos. Lo asegura Rocío Panizo, pedagoga del Colegio Internacional Peñacorada de León, por eso “es indispensable llevar a cabo una escucha activa y una visión activa, ir siempre un poco más allá”.

Para tener claro qué comportamiento puede ser considerado acoso y diferenciarlo de una riña común entre compañeros, la psicóloga clínica Marta Herreras nos da una descripción detallada de lo que debemos considerar acoso: “Es un continuo y deliberado maltrato verbal y conductual que recibe un niño por parte de otro/s niño/s con el objetivo de someterle, amedrentarle o intimidarle para obtener un resultado favorable para quien acosa”.
Ambas especialistas coinciden en señalar que la clave para evitar situaciones de acoso escolar está en la prevención. Como afirma Marta Herreras, “no hay víctimas si no hay agresores”. Es más complicado atajar el problema cuando ya se ha producido. Por eso, en el Colegio Internacional Peñacorada apuestan claramente por la prevención, enfocando el rol del profesor como el de un profesional que no se encarga únicamente de las cuestiones académicas, sino que debe entablar una relación directa con el alumno para conocer a fondo sus inquietudes, tristezas, preocupaciones… y detectar con antelación cualquier problema. En esta tarea preventiva también tienen una gran responsabilidad los alumnos, a menudo cómplices silenciosos en casos de violencia contra algunos de sus compañeros de clase. En Peñacorada hace años que ejecutan el plan “Vamos creciendo”, en el que se educa a los alumnos en valores y se premian la sinceridad y la defensa de las víctimas de acoso escolar.
¿Cómo reconocer conductas propias de un acosador escolar? La psicóloga relata 8 tipos de comportamientos a observar:

  • Comportamientos claros de desprecio y/o ridiculización de la víctima.
  • Niños a los que se les restringe la comunicación.
  • Agresiones físicas.
  • Comportamientos de intimidación o amenazas.
  • Exclusión.
  • Aislamiento social de la víctima.
  • Maltrato físico.
  • Robos o extorsiones.

Pero tan importante es la observación de estos comportamientos en el centro educativo como en casa, y ahí es donde los padres se convierten en los mejores radares para constatar cambios de conducta relevantes.
¿Qué sucede si mi hijo está sufriendo acoso escolar?
Los padres podrán observar cambios importantes en su conducta diaria. Niños que eran alegres pasarán a una situación de tristeza, pueden abandonar sus responsabilidades académicas, sufrir trastornos del sueño e incluso dejar de comer.
Si detectamos alguno de estos cambios es fundamentar apoyar al hijo, acompañarle, que sienta que no está afrontando el problema en solitario, reforzar su autoestima y ayudarle a entablar amistades fuera del centro escolar. Y, por supuesto, poner en conocimiento de los profesores lo que está sucediendo.
¿Qué sucede si mi hijo es el acosador?
Los padres pueden observar comportamientos agresivos en el menor, o incluso un exceso de reserva en el trato. También resulta sospechoso que en casa aparezcan objetos que no son suyos y cuya procedencia se desconoce, o que el niño mienta con frecuencia para justificar su conducta.
La actitud de los padres ante esta situación debe ser firme y contundente. No se puede tolerar la agresividad bajo ningún concepto, y para ello es imprescindible generar empatía en el niño, para que vea cómo puede sentirse la víctima a la que está acosando.

Enlaces de interes:

Página web de conviencia escolar

Plan estratégico de convivencia escolar

En la Junta de Castilla y León

pautas para padres y alumnos en materia de prevención