Las barberías renacen como templos del cuidado capilar

Antiguamente se asociaba la barba masculina a la inteligencia, la sabiduría y el estatus social alto. Tras pasar por momentos en los que a punto estuvo de desaparecer, hoy ha vuelto a recuperar su esplendor con el movimiento hipster abanderando una barba perfilada y bien cuidada. Te contamos cómo es el afeitado perfecto.

Las antiguas barberías, que antaño recibían a diario clientela en busca de un afeitado rápido, se han ido transformando en templos masculinos para el cuidado capilar. El hombre es coqueto y no se empeña en ocultarlo.
Uno de los profesionales que mejor desempeño tiene con una navaja en la mano es Francisco Mateos, responsable de Peluquería Roma, un antiguo establecimiento leonés reconvertido en una barbería con zona de museo. Francisco es barbero y parece que estaba predestinado a continuar con el oficio familiar porque desciende de cuatro generaciones de barberos.
“El hombre requería su espacio hace tiempo, porque las peluquerías mixtas no acaban de funcionar, yo creo que los hombres no están cómodos compartiendo peluquerías con mujeres, y a ellas tampoco les agrada compartir espacio con ellos”.
Y ahí es donde Peluquería Roma ha visto un nicho de mercado en el que ofrece un servicio exclusivo para el hombre, porque “por suerte las barberías están viviendo una época dorada y todo gracias a las barbas, que están de moda. La gente no sabe hacer ese afeitado profesional en casa y por eso acuden aquí para ponerse en manos de un profesional”.

barberia2
En el caso de Peluquería Roma, han visto cómo se multiplicaba por 5 el número de clientes que acuden a su establecimiento buscando un buen afeitado porque, aunque la barba no es una novedad de reciente, sí lo es llevarla bien cuidada: “en los 80 hubo una moda de dejarse la barba brava, sin afeitar, pero yo tengo claro que una cosa es estar sin afeitar y otra bien distinta es tener barba. Antaño había una barba estándar, pero hoy en día están muy personalizadas, porque cada persona quiere una barba diferente. También hay variedad de productos de cuidado de barba como aceites, champús específicos o suavizantes que antes no había”.
Así que una vez metidos en situación, conozcamos cuál es el procedimiento para realizar un afeitado perfecto. La primera clave imprescindible es el tiempo así que está prohibido ir con prisas porque “un afeitado con corte lleva entre 30-40 minutos, muchos clientes cuando llegan salen de la barbería me dicen que salen relajados como si hubieran estado en un spa”.
Para un buen afeitado se sigue un protocolo que incluye desde un paño caliente para ablandar el pelo, hasta el empleo de alcoholes, aceites, jabón y masajes.
El instrumental que se utiliza también depende directamente del trabajo que se necesite hacer. “La navaja tradicional hace tiempo que ya no se usa, ahora funcionamos con una cuchilla. En mi local tengo una vitrina con utensilios de antaño. Ahí están las máquinas de mano con las que si no tenías cuidado arrancabas más que cortabas. A los barberos toda la maquinaria eléctrica nos ha facilitado mucho el trabajo. Por ejemplo, con las navajas, antaño una vez que las usabas tenías que suavizarlas y pasarles las piedras de afilado para que al día siguiente pudieran estar en perfecto estado”.

barberia1
Los barberos, como asegura Francisco, “seguimos siendo confidentes, escuchamos a los clientes y hacemos gala de gran discreción porque en el local nos conocemos casi todos y hay que generar una ambiente cómodo en el que reinen la confianza y relax”.
Pero un buen barbero también tiene la misión de asesorar al cliente porque la morfología de la cara determina en gran medida el tipo de barba que le sienta mejor a una persona. De este modo, Francisco Mateos asegura que “no puedes hacerle una barba caída a un cliente que tenga la cara muy afilada porque parecerá que se le cae hasta el suelo; una barba, ya sea larga, corta, abierta, caída o cerrada, debe quedarle bien al cliente y la obligación de un barbero es también aconsejar”.
En 1941 abrió sus puertas este establecimiento en la Avenida de Roma de León y, desde 1997, está regentado por Francisco Mateos que ya está buscando reemplazo en su familia, para que no se pierda el oficio familiar.