El exceso de azúcar dispara los niveles de obesidad

Los consumidores asociamos el azúcar a ese polvo blanco que añadimos al café para endulzarlo, aunque desconocemos que está presente en infinidad de alimentos de forma natural. Hoy te contamos algunas verdades sobre el azúcar, una sustancia que genera adicción y que está en el ojo del huracán por el aumento de casos de diabetes en el mundo occidental.

Con Emilio Blanco, especialista en nutrición y dietética, aprendemos más sobre el azúcar, una sustancia fundamental para nuestro organismo pero, según de qué tipo: “no tengo inconveniente de que la gente consuma alimentos en los que el azúcar está naturalmente presente, como la miel, o las uvas que tienen glucosa, o la leche que contiene lactosa, o algunos granos que tienen maltosa. El azúcar es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo, debemos consumirlo en forma de hidratos de carbono o azúcares porque necesitamos la glucosa que nos proporcionan”.

El azúcar está en el centro de la polémica. Su consumo excesivo está relacionado con el aumento de peso, la obesidad y la diabetes pero, ¿cómo funciona en cuanto entra en nuestro organismo? Cualquier hidrato de carbono que consumamos ha de convertirse en glucosa para poder ser utilizado posteriormente. Lo que sucede es que si se lo damos hecho a nuestro organismo, si le damos azúcares muy refinados, pasan inmediatamente a glucosa. Si consumimos más del que necesitamos, se acumula en almacenes en nuestro hígado y músculos en forma de glucógeno. Y si aún consumimos más del que necesitamos y del que podemos almacenar, pasa a formar parte de nuestra masa grasa. Por eso en ocasiones la grasa se acumula no por ingerir demasiada, sino porque acumulamos el exceso de azúcares.

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¿Por qué se le añade azúcar a determinados alimentos? Para Emilio Blanco la respuesta es clara y contundente: “porque la industria alimentaria quiere hacerlos más apetecibles y captar a la gente. Los humanos tenemos una apetencia especial por el azúcar. De hecho, el periodo de lactancia en todos los mamíferos nos acostumbra a eso, a la lactosa”.
Los científicos estadounidenses ya hablan de adicción al azúcar y aunque en España no llegamos a calificarlo como una droga, es evidente que es el causante de muchas enfermedades presentes en la sociedad. La industria alimentaria del azúcar desvió la atención sobre todos los problemas de salud que acarrea el consumo excesivo de azúcares hacia la grasa. Se ha descubierto recientemente que grandes multinacionales de refrescos pagaron cantidades millonarias en Estados Unidos a diversas organizaciones médicas, científicas y de investigación para que minimizaran el impacto del azúcar en nuestra salud, culpando a la ingesta de grasa del aumento de la incidencia de algunas nfermedades.
Para Emilio Blanco, en el equilibrio de nuestra alimentación está la clave: “el azúcar es necesario, pero no más del que vayamos a consumir. Los deportistas, por ejemplo, toman más azúcares cuando se ejercitan porque necesitan un extra de energía inmediata.
El ser humano consume hidratos de carbono desde los orígenes de la historia, hidratos que están presentes en frutas, granos, verduras, raíces, etc. Pero el azúcar tal como hoy lo concebimos, con esa cucharadita que tomamos con el café o que añadimos al zumo, esa costumbre no tiene más de 10.000 años”.
Si no queremos tomar más azúcar del necesario, sólo queda leer detenidamente la información que aparece en todos los alimentos procesados. Cuando compramos un alimento, si al leer la etiqueta aparece la expresión ‘azúcares añadidos’, significa que se han añadido porque no vienen de forma natural en el alimento, y se ha hecho así para que resulte más apetecible y crear cierta adicción.
La industria alimentaria se ha encargado a lo largo de las últimas décadas de confundir al consumidor para que no tenga muy claro cuánto azúcar es suficiente. Debemos inclinarnos por aquellos productos que no tengan azúcar añadido. Hay zumos para niños que tienen 35 gramos de azúcar añadido y eso es una barbaridad.
“El azúcar está presente en la mayoría de alimentos porque un tomate tiene azúcares, una pera también, igual que la manzana. Pero si hacemos una mermelada con esa manzana, tal vez no resulte demasiado dulce al paladar y eso nos lleva a añadirle azúcar para hacerla más apetecible. Debemos tener claro que si queremos aumentar el poder calórico de un alimento sin aumentar el sabor dulce, echamos glucosa. En cambio, si queremos aumentar el poder energético y el dulzor, solemos echar fructosa o sacarosa”.