Nos visitan la gerente de la Asociación de Hostelería de León, Paula Álvarez, el gerente del Bar El Molinillo, César Fuente, y la camarera de La Lola, Ana Rodríguez, para hablarnos de la falta de camareros y del turismo de cara al verano
Alrededor de 100.000 plazas sin cubrir en vísperas de un verano que los expertos prevén que sea el de la recuperación. Son las cifras que se manejan dadas las ofertas publicadas, principalmente por las agencias de empleo temporal.
El problema de la hostelería se traslada a todo el territorio nacional. Sin embargo, en la provincia se intensifica en los pueblos en los que hay menos gente formada, asegura la representante de la asociación, que reconoce que esta situación de falta de profesionales viene ya de antes de la pandemia. En parte se debe a la falta de interés de la gente, paso re todo por los horarios, relata.
Estos hosteleros también creen que el sector “nos lo hemos cargado nosotros. Creo que las ayudas… pueden tener que ver, pero ha influido todo, sobre todo el estigma que se ha creado en la hostelería, porque tiene el estigma de que es una profesión muy esclava, asegura el gerente del Molinillo.
En cuanto al sueldo, Álvarez agrega que en hostelería, el convenio de León es de 1.300 euros para el ayudante y 1.500 para el profesional. “El sector de la hostelería es el que más felicidad vende y tenemos que cambiar la imagen de que es esclava, porque hay muchas profesiones que son muy esclavas”.
Ana, con sus 20 años de trayectoria detrás de la barra, cree que esta profesión y su imagen ha cambiado. “Es una pena que, con una escuela de hostelería que tenemos no haya más gente formada”. Afirma que el que quiere ser profesional tiene que gustarle la profesión.
Al final, el que paga las consecuencias es el cliente, relata Álvarez, porque tendrá peor atención, más retrasos en las comandas… Eso sí, añade que la figura del camarero es temporal y también impredecible.
Álvarez anima a denunciar a quienes no dan el trato adecuado a sus empleados, porque hay mucha oferta y se pueden cambiar a otro sitio en el que se le respeten los derechos. La visión de César, sin embargo, es que los llamados pistoleros contribuyen a generar rechazo por el sector, principalmente entre los camareros jóvenes, porque si “les toca uno de ellos está bien decirle que denuncie, pero un joven de 18 años no tiene esa picardía… Al final le coge manía “.