La generación espontánea es una hipótesis obsoleta sobre el origen de la vida que sostenía que ciertas formas de vida (animal y vegetal) surgían de manera espontánea a partir de materia orgánica, inorgánica o de una combinación de estas

El doctor Antonio Martínez nos ha explicado en esta ocasión que todos aquellos científicos que “se han dedicado a estudiar posibles escenarios para que la vida apareciese espontáneamente ha acabado en la desesperación o se ha pasado al creacionismo. No se puede explicar por razones físico químicas que se pudiese formar la más sencilla de las células”.

Ya en el año 1986 hubo un bioquímico australiano, Michael Denton, “que escribió un libro titulado “La evolución: una teoría en crisis” y fue antes de que surgiese el movimiento del Diseño Inteligente, pero ya es una evidencia de que muchos investigadores se estaban dando cuenta que lo que estaban descubriendo no podía ser encuadrado dentro de una perspectiva evolucionista”, como señala Martínez.

También señala el experto en este tema, que “en la supuesta tierra primitiva no había nada, había unas moléculas de grasas y pensar que porque una grasa se une con ácido fosfórico pudo formar la vida de forma espontánea sencillamente es una extrapolación absolutamente gratuita y absurda, y obvia que la más sencilla de las células es tremendamente compleja”.

En la época de Darwin se tenía la idea de que la célula era como una especie de trozo de gelatina, pero continúa el doctor Antonio Martínez, “no se tenía ni idea de lo que había dentro de la célula y hoy sabemos que es como un ordenador, una célula tiene un ordenador con información dentro, el software que es el ADN, y el hardware que son las máquinas proteicas que realmente funcionan y mueven cosas que se producen de un sitio a otro, son máquinas moleculares intracelulares. No puede ser cosa del tiempo y del azar”.

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