Nos acercamos hasta la Diputación de León para hablar del 𝐩𝐫𝐨𝐲𝐞𝐜𝐭𝐨 ‘𝐅𝐢𝐥𝐚𝐧𝐝𝐨́𝐧’ que ha puesto en marcha esta institución junto con el Colegio Oficial de Farmacéuticos de León, que tratará de mejorar la adherencia de las personas mayores del entorno rural a sus respectivas medicaciones

Nos acompañan el presidente de la Diputación, Eduardo Morán, su homólogo del Colegio Oficial de Farmacéuticos, Javier Herradón, y la diputada Carolina López, para dar a conocer este convenio, que beneficia al 100%, económicamente hablando, al medio rural. “Ese es nuestro ámbito de trabajo. Cualquier iniciativa que mejore los servicios a los ciudadanos que vivimos en los pueblos, bienvenida sea. En este caso hemos contado con el compromiso de los farmacéuticos, y ha sido bastante fácil poner esta propuesta en marcha”, señala Morán.

“Nosotros siempre hemos tenido claro beneficiar a los ciudadanos de los pueblos, y una de las iniciativas que hemos puesto en marcha este servicio a la población que lo necesita. Además, cubre unas expectativas que teníamos en mente”, apostilla López.

La provincia cuenta con 208 municipios de menos de 20.000 habitantes, y ahí entra el papel de la Diputación, cuyo objetivo es velar por el bienestar y la calidad de vida de todos esos vecinos. “Eso supone mucha responsabilidad y compromiso”, relata el presidente de la institución. El medio rural tiene muchas “necesidades, y el objetivo es trabajar en el reto demográfico. Desde todas las áreas de la Diputación trabajamos con el propósito para que la población de los pueblos se quede, e incluso llegue más gente”.

Sobre el proyecto ‘Filandón’, Morán sostiene que “surge del Colegio de Farmacéuticos y me parece una idea acertada. Primero porque debemos proteger las farmacias en el mundo rural, que son las primeras urgencias para la gente de los pueblos. Es un servicio de dosificación de medicación, que es primordial y hay que cuidarlo. A veces no es rentable para ellos, pero tienen una parte de servicio público que se agradece. Además, somos conocedores de la población del medio rural, que es gente mayor, que en muchos casos vive sola, y tienen medicación que tomar y a veces se complica por el número y la complejidad de horarios, y luego conociendo un dato de la OMS, que es que el 50% de las personas de más de 65 años puede que esté tomando mal la medicación, porque no tienen a nadie en el entorno que les pueda ayudar, con mucha más necesidad vimos que había que poner en marcha este servicio, que es personalizado y del que se ocupan los profesionales que más saben de esto, que son los farmacéuticos”.

El presidente de los farmacéuticos agrega que este proyecto se puso en marcha en septiembre y se prolongará hasta el 31 de diciembre, prorrogable todos los años que haya acuerdo con la Diputación. “Es un acuerdo importante, pensando en los pacientes de los pueblos”. El representante del colectivo insiste en que “la farmacia es algo muy necesario. Hace unos días, el Consejo de Farmacia presentaba un estudio que demostraba que en los municipios en los que hay farmacia se fija población y se genera empleo. Además, el paciente se siente atendido. En este sentido, este servicio contribuye a revisar la medicación del paciente y es capaz de detectar incluso una sobredosificación, por lo que la primera labor no es solo introducir esos medicamentos en ese sistema personalizado, sino trabajar en la oficina de la farmacia revisando esa medicación. Posteriormente se le hace una entrevista al paciente y se le dice cómo tiene que tomarla. También hay que revisar los medicamentos que se pueden poner o no…”. Este servicio es de carácter semanal y se trabaja de forma conjunta con el trabajador social y el médico de cabecera, lo que permite un seguimiento de su domicilio, etcétera.

“El proyecto está funcionando muy bien. Se trabaja muy acorde con las farmacias, que ya contamos con 95 adheridas. Hoy prestamos servicio a más de 160 pacientes y tenemos más de 200 solicitudes en valoración y en marcha, y cada vez son más las farmacias que quieren contar con este sistema, y más usuarios que lo conocen”.

El servicio es gratuito para la población. El coste lo asume la Diputación, que está en torno a 180.000 euros.

En Manos Arriba hemos hablado con algunos usuarios que hacen uso de este servicio, y se han mostrado satisfechos y agradecidos por este servicio. Es el caso de Antonina, que a sus 93 años considera este servicio una “maravilla, porque me lo ponen todo muy bien”. Tomás cree que “de esta manera es más fácil controlar la medicación, y si no me puedo acercar a la farmacia me lo traen a casa. Es muy buena idea, porque con los pastilleros que te dan te despreocupas de tener toda la medicación por casa y de controlar si me he tomado todo o no, porque con el pastillero sabes si te has tomado la medicación o no”. Carmen es la hija de Adoración, que también es beneficiaria de este servicio. “Para nosotros este control que dan las farmacias supone una gran tranquilidad, porque no tienes que estar pendiente de que se te olvide la pastilla… Solo hay que abrir el pastillero semanal y es más fácil”.