Emilio Blanco, nutricionista de Manos Arriba nos abre su aula de nutrición para hablar de una fruta que reina en esta época: La pera. Es una de las frutas más comunes en las casas de los leoneses pero ¿sabemos algo sobre ellas? Proviene del peral y perteneciente también a la familia de las rosáceas, lo mismo que la manzana.

Hasta el siglo XVI, sólo se utilizaba para cocinar, pero Italia y Francia fueron las primeras en extender su consumo en crudo. Además, es una fruta que se puede consumir durante todo el año ya que se produce en diferentes lugares del mundo. Se pueden diferenciar entre duras, blandas, de verano, de invierno, en crudo, para cocer o para enlatar entre otras muchas variantes.

Su aporte principal es agua, cerca del 90%, además de fibra, Vitamina C Y E, minerales Potasio, Calcio, Magnesio y Yodo. Una de sus características es la textura arenosa debido a la presencia de células leñosas en la carne de la pera aunque en las variedades modernas, estas células se han ido quitando y esta textura ha ido desapareciendo.

En cuanto al aporte calórico, es relativamente bajo, no llega a las 50 kilocalorías por 100 gramos de alimento. Al tener un alto contenido en fibra soluble, puede estar recomendada para regular los niveles de glucosa y colesterol. También aporta liganos, una clase de fitoestrógenos que actúan a nivel de pequeños vasos sanguíneos.

Debido a su color, textura, forma o sabor se puede encontrar una gran variedad de peras, por ejemplo: Blanquilla, Conferencia, D’anjou, San Juan, Bosc, Barlet, Concord, Limonera, etc.

Como dato curioso en algunos países de Hispanoamérica se la conoce como “testículo verde”.