Hablamos con María Rosa Armenteros sobre el convenio de las auxiliares de bibliotecas públicas de Castilla y León

Los auxiliares tratan de visibilizar esta situación. Para poner en contexto, los auxiliares pertenecen al Grupo III del personal laboral de Castilla y León. Agrupa una gran cantidad de categorías, como los delineantes, analistas, técnicos de informática… “Todo este personal ha tenido que pasar por un proceso selectivo para acreditar sus facultades para desempeñar este trabajo. Este convenio colectivo trata de favorecer la movilidad entre categorías, a través de concursos de traslados, sin necesidad de pasar por otra oposición o examen. Hablamos de más de 30 categorías y pensamos que, en lo que nosotros respecta, supondrá un empobrecimiento del servicio que se da en las bibliotecas, pero igual en el resto de categorías. La Junta, en la introducción de su convenio defiende la especialización, y en las pruebas selectivas lo hace, pero si esto se lleva a cabo, se pierde toda la especialización”.

Existe un preacuerdo, por parte de la Administración, y tres sindicatos. “Nosotros lo que pedimos es respeto por la profesión, por los profesionales y por los servicios públicos”. El trabajo de los auxiliares de biblioteca abarca desde la gestión de las colecciones hasta la atención a los usuarios para búsquedas, préstamos… “Son muy amplias las actividades que se desarrollan en las bibliotecas públicas y va a un público también muy amplio”, señala esta profesional.

En el caso de la capital leonesa, afecta a la Biblioteca de Santa Nonia, pero a nivel autonómico a unos 200 profesionales, “si bien los que ya tienen plaza fija no corren peligro y no les afecta, más allá de que vengan otras personas que no están cualificadas y no puedan realizar correctamente el trabajo”. Además, Armenteros asegura que esto también perjudica a la especialidad de Biblioteconomía, “y si esas plazas, que hay bacantes, se cubren con personas de otras categorías, se cierra una posibilidad de empleo importante para la profesión, porque esas personas no tienen nada que ver con las bibliotecas”.

“Nuestra esperanza es que se pueda volver atrás, pero no sabemos en qué momento se firmará, porque el tema no está siendo precisamente transparente. Nosotros nos hemos enterado una vez firmado el preacuerdo”.

Los profesionales también han intentado hablar con los sindicatos, pero no han encontrado facilidades por su parte. “Esto no solo perjudica al servicio de las bibliotecas, sino a todos los servicios que ofrece la administración. No entendemos el objetivo de esta medida”.

Los auxiliares están utilizando los canales administrativos oficiales y habituales, pero no descartan otras medidas.