Nos visita la psicóloga Marta Herreras para hablarnos sobre las señales de alarma en el desarrollo de los niños

Las señales en los niños son “significativas. A través de una serie de indicadores entendemos aquellos pequeños signos que nos pueden dar pistas para entender que algo no va todo lo bien que debiera”.

Según esta profesional, “hay incluso bebés no nacidos que lanzan alarmas, principalmente en los embarazos que no van bien… ¿Pero qué pasa en los casos de los bebés en los que ha sido todo normal? Hay pequeñas cosas a las que hay que estar atentos, aunque no en excesiva alerta”.

En cuanto al desarrollo psicológico, destacar que la primera infancia, de los 0 a los 6 años, “es el periodo de máximo desarrollo a todos los niveles. Está bastante estudiado lo que son los hitos evolutivos, encuadrados dentro de la normalidad. No se trata de poner una fecha exacta, sino que hay márgenes de meses, por lo que tampoco hay que tomárselo al pie de la letra”.

Estas señales de alerta se pueden encuadrar en unas áreas de desarrollo. Una “importante es la social y emocional, otra el área de la comunicación, la cognitiva y por último, la motora y desarrollo físico”.

Un dato: A raíz de la pandemia, “se ha venido observando un deterioro o más frecuencia de consultas por el área social y emocional, y de la comunicación. Los motivos derivan del confinamiento. “Algunos niños eran muy pequeños, y se les privó de una estimulación social y verbal importante. Estas edades tan tempranas son permeables a todo lo que requiere estimulación”.

Herreras insiste en que “el cerebro es plástico, se tiene que desarrollar y lo que necesita es una estimulación adecuada. En la etapa de pandemia, muchos niños pequeños estuvieron aislados y no tenían esa estimulación, y a muchos se les dejó con el ‘chupete’ tecnológico. Uno de los motivos que haya podido influir es la escasa estimulación en estas etapas tan importantes de la vida”. Esto se puede recuperar con “trabajo y estimulación temprana. Cuanto antes se intervenga, antes se recuperará”.

La psicóloga habla de que un signo de alarma precoz “que nos tiene que tener en alerta y suele aparecer en las fases tempranas del desarrollo es la capacidad de interacción social. A los cuatro meses, un bebé debe de seguir con la mirada, las sonrisas… ahí demuestra una interacción adecuada a lo social. La desconexión en lo social es un signo muy importante”.

A los 3 años “empiezan otros signos de alarma”, como cuando no realiza acciones propias con juguetes sencillos. No son capaces de seguir una instrucción que se le da, el lenguaje, la interacción… Los seres humanos somos sociales por naturaleza. Querer estar con sus iguales es muy importante. Si el niño está aislado en su mundo es un signo a tener muy en cuenta”.