Sergio Martínez, ingeniero y curioso de las tecnologías, nos cuenta en qué consiste Neuralink, el nuevo proyecto de Elon Musk, dedicado a mejorar la especie humana, integrando tecnología en el cerebro.

A la revolución de la automoción eléctrica o el intento de llegar a Marte, los proyectos de Musk, se une “la trascendencia del ser humano y el aumento de la capacidad cerebral, a través de la implantación de chips bajo el cráneo, que mediante la conexión de electrodos a nuestro cerebro nos permite aumentar nuestras capacidades”. Eso es Neuralink, otra empresa del magnate. Pero esto no es altruismo. Según Martínez, lo que hay detrás de Space X, por ejemplo, no es la llegada a Marte, sino lanzar 4.000 satélites al espacio para poder tener cobertura global “y dejar a las compañías telefónicas fuera de juego”.

La inteligencia artificial “dominará el mundo si no la dominamos nosotros antes”, asegura este ingeniero, que señala que el tema está en la ética de las investigaciones. “Hablando de Neuralink, ¿Nos interesa a nosotros tener todos los recuerdos de nuestra vida en la cabeza y poder verlos cuando queramos? Pues igual no, sobre todo si eres una persona rencorosa… Creo que como raza humana podemos desarrollar soluciones para cualquier problema y tenemos que limitarlos con legislación y ética”.

“La tecnología va por delante de la regulación, y en el caso de Neuralink, han conseguido la aprobación para investigar en humanos y estoy seguro de que no faltarán voluntarios para poder mejorar su vida”, sostiene Martínez, recordando que “Neuralink no hace nada que no se haya hecho ya, sino que lo que hace es poner en el punto de mira este tipo de dispositivos”. La estrategia, cree el ingeniero, es la misma que con Space X. “A corto plazo el objetivo es mejorar la calidad de vida de la gente”, pero la finalidad es la financiación y la expansión de la empresa. “Todo se trata de dinero, talento y tiempo para desarrollar los productos”.

A corto plazo, Martínez cree en este proyecto, “en el futuro, una inteligencia artificial que funcione a la par que la humana, lo veo muy lejos”. Cuando habla de corto plazo, el profesional se refiere a unos 10 años “para empezar a ver cosas que se lancen al mercado y que puedan resolver problemas concretos”.