Hablamos con Rocío García, farmacéutica, y con Fran Aulestia, biotecnólogo, para que nos cuenten su actualidad, relacionada con los medicamentos y el coronavirus. Para ello nos desplazamos a Verdiagovive, un auténtico paraíso, a las puertas de los Picos de Europa

Sobre la fabricación de medicamentos, la farmacéutica señala que desde que se elaboran hasta que se consumen pueden pasar unos 20 años. El proceso es complejo. Se empieza con la investigación en universidades, centros, hospitales… El desarrollo parte de una molécula, con ensayos de fase 1, en los que “no sabemos si quiera si son eficaces, pero comprobando que sean seguros, porque cualquier fármaco es una droga y puede no ser bueno si no se utiliza correctamente”.

En cuanto a la vacuna de la COVID-19, reconoce que no es normal desarrollarla en seis meses, pero la respuesta es “sencilla, porque todos los esfuerzos de todo el mundo se han centrado en ello. Si lo que antes se duraba en hacer un año o año y medio se ha hecho en horas o días, es porque era necesario”, sentencia. Son procesos acelerados, basados en situaciones excepcionales. García asegura que “no podríamos esperar años, porque estaríamos muertos. No es que estén las cosas mal hechas”.

Con respecto a los negacionistas, afirma que “hay países que siguen teniendo enfermedades que no se erradican porque no se tratan. La vacuna es el único método para prevenir el COVID-19”. Manifiesta que “esto tiene que ser un antes y un después para la investigación, porque lo que se invierte en ello es vergonzoso”.

El biotecnólogo, por su parte, señala que “esta pandemia nos ha dejado un mensaje a todos, que es el tema de las fases de investigación. Me afectaba que la gente no tuviera conciencia de lo difícil que es que una droga que tomamos tan fácilmente se pueda desarrollar”. Añade que “hoy está en la conciencia de cada uno y ojalá nos concienciemos como país de la necesidad de destinar recursos para ello. Es intentar resolver algo que afecta a la población”.

El profesional agrega que hay alternativas a las PCRs mucho más sencillas y que permitirán identificar la enfermedad en pocos segundos. En este tema están inmersos en su empresa.

Tanto el biotecnólogo como la farmacéutica tienen claro que la COVID-19 no viene de un laboratorio, sino de “un bicho”, porque hay muchos antecedentes.