Todas las miradas están puestas en La Palma, centradas en el volcán del Cumbre Vieja, que está devorando la isla desde hace ya 10 días. Miles de palmeros han visto cómo sus hogares quedaban arrasados por la lava. Regina García es una leonesa que lleva residiendo en La Palma 16 años y nos cuenta de primera mano cómo se está viviendo la situación

Regina alude a que “estamos viviendo las consecuencias de la paralización de parte de la actividad. Los centros educativos están cerrados, así como las comunicaciones de buena parte de la isla. Estamos todos bloqueados, porque ha sido muy rápido y todavía estamos con el miedo y desubicados, porque no sabemos cuáles van a ser las consecuencias de todo esto”.

De su vivienda hasta el cráter del volcán hay unos siete kilómetros en línea recta y puede ver la erupción. “Pero no es lo que se ve, sino lo que se siente, porque hay momentos en los que el ruido es ensordecedor, como un avión que pasa por encima y una tormenta con truenos a la vez. La intensidad es bestial”.

Regina asegura que “el miedo va por episodios. En el primer momento, el miedo es previo, cuando sabes que hay algo que va a salir, pero no sabes por dónde, porque de los enjambres se llevaba hablando ya tiempo. También la novedad. Una vez que el volcán abre parece que te relaja, pero no eres consciente de lo que va a pasar debajo. El problema llega cuando empiezan los episodios explosivos. Es un altibajo de emociones en el que se junta el miedo con la impotencia de ver a mucha gente conocida que se ha comido el volcán”. Psicológicamente, cree que “depende de la persona, pero hay muchos momentos estresantes, y tenemos asumido que esto se sabe cuándo empieza, pero no cuando acaba. Hay que intentar controlarse día a día, porque si no cogeríamos todos un barco y nos iríamos. Llega un momento en el que el agotamiento te puede”.

La leonesa, ya palmera, afirma que el día a día es duro, pero el trabajo sigue estando, “porque a nosotros directamente no nos afecta. Pero va por zonas. Vamos haciendo lo que nos va diciendo el comité de expertos. Hay que estar continuamente pendientes de las noticias. Desde el principio tenemos preparadas las maletas y el equipaje en casa, es algo que nos dejaron claro, porque no se sabe nunca si vas a tener que salir corriendo”.

Regina añade que dependiendo del aire que haga, “hay días que nos afecta y amanece la terraza con ceniza, pero va variando. Para cruzar la cumbre pasaba la quitanieves, porque en la carretera había una cantidad considerable. Los coches funcionan como con la nieve”.

Por último, esta enfermera de profesión manifiesta que también ha cambiado el sistema sanitario. “Todas las administraciones se están preocupando y el objetivo es que no haya ninguna víctima. Hemos seguido funcionando, pero es difícil”.

Regina nunca olvidará dónde se encontraba cuando todo pasó. “Es algo que no se nos va a olvidar nunca”. Asegura también que la experiencia de las personas que han tenido experiencias previas con volcanes “nos dejan más tranquilos” con respecto a la llegada al mar de la lava. “Nunca ha pasado nada. La experiencia de La Palma es bastante benévola con respecto a los volcanes”.