“El legislador sigue sin entender cómo funciona Internet”

Autores, productores, discográficas, distribuidores y editoriales señalan a Internet como culpable de la piratería y de las pérdidas económicas que ésta provoca en sus negocios. Para combatirlo han logrado que se aumenten las penas y multas previstas en el Código Penal para quienes intenten sacar tajada del trabajo ajeno. Pero, ¿podemos acabar detenidos por descargar una película o música en nuestro domicilio?

 Analizamos este tema con ayuda del abogado Jesús Suárez, y lo hacemos desde el punto de vista penal para conocer qué consecuencias puede tener la descarga de contenido protegido a través de Internet.

Este contenido, desde películas, canciones, obras literarias, artísticas, científicas o del tipo que sean, está protegido por la propiedad intelectual que defiende los derechos del autor en dos vertientes muy distintas: por un lado, protege el derecho moral del autor a ser conocido como autor de una obral y a impedir cualquier alteración de ella, convirtiéndose éste en un derecho irrenunciable; y por otro lado, la propiedad intelectual pretende regular la explotación comercial de la obra.
Como nos cuenta Jesús Suárez, “la piratería es un tema viejo porque llevamos oyendo hablar de ella desde la década de los 60, cuando apareció el VHS como formato de vídeo doméstico que permitía grabar determinados contenidos de la televisión. Pero en la actualidad, desde la aparición de Internet, casi todo el contenido está accesible y esto plantea problemas más complejos”.
Nos relata Suárez cómo el primer caso de batalla judicial a gran escala contra el pirateo fue protagonizado por Napster a principios de este siglo en Estados Unidos. Esta página de descarga directa de música en formato MP3 acabó cerrada por orden judicial tras las sucesivas demandas por violar los derechos de autor. A día de hoy, la empresa Napster ha reformulado su planteamiento y continúa ofreciendo contenidos musicales pero bajo pago.
En el caso de Napster, la descarga de música que hacía el usuario era directa puesto que los archivos musicales estaban alojados en el servidor de la empresa. En la actualidad los sistemas de descarga han evolucionado hacia los llamados torrents, que almacenan los contenidos troceados y localizados en múltiples alojamientos. Las descargas no se realizan directamente, sino a través de enlaces que los usuarios comparten.
Esto dificulta mucho la batalla contra la violación de la propiedad intelectual, como nos confirma el abogado Jesús Suárez, porque “a nivel penal, la persona que se descargue una película o cualquier otro tipo de contenido protegido, no está cometiendo un delito dado que lo que está descargando es lo que se denomina una ‘copia privada’ y, siempre y cuando no obtenga beneficio económico de esta descarga, no tendrá problemas con la ley”.
En cambio, las páginas de enlaces sí pueden incurrir en un delito si obtienen un beneficio directo o indirecto de estas descargas. “Un beneficio directo sería, por ejemplo, cobrar a cada usuario por descargar contenido, y uno indirecto podría consistir en los ingresos por publicidad en su página de descargas”, nos explica Suárez.

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La reforma del Código Penal aumentó las penas por delitos contra la propiedad intelectual con la intención de reducir la incidencia de la piratería. En la actualidad esas penas van de 6 meses a 4 años y la multa de 12 a 24 meses.
No es el primer intento con el que se quiso abordar el problema de la piratería. En España el Gobierno impuso el llamado canon digital con el que se grababa la compra de dispositivos como CD, DVD, USB, grabadoras, fotocopiadoras… para compensar a los autores por las pérdidas que les ocasionaba la piratería; canon que fue anulado en 2011 por la Audiencia Nacional.
Pero ni con esta reforma penal han conseguido ensombrecer el panorama de las descargas porque “el legislador no acaba de entender bien cómo funciona Internet”, asegura Jesús Suárez, y “como los servidores no están alojados en España, nuestra regulación penal no puede llegar más allá de las fronteras españolas”.
La piratería va avanzando a medida que aparecen nuevos formatos. Comenzó con la música, continuó con las películas y ahora empieza a centrarse en el panorama editorial con los libros electrónicos. “Los autores, productores, distribuidores, discográficas y editores están abocados a cambiar su concepción de Internet y deberán explorar caminos que les ayuden a incorporar las nuevas tecnologías como aliados clave para la difusión de sus contenidos culturales”.

Si deseas escuchar la entrevista completa de Jesús Suárez, puedes hacerlo en este podcast