Los corredores van ganando espacio a la banca seguros

Los consumidores deben ser más exigentes al contratar

Estamos acostumbrados a contratar seguros para nuestro vehículo, el hogar o, de cara al futuro, un seguro de vida. Pero ¿cómo decidimos cuál es el seguro que más se adapta a nuestras necesidades? Analizamos la figura del corredor de seguros, un profesional avalado por su independencia.

 Si necesitamos reparar una tubería del lavabo contrataremos un fontanero, si lo que nos hace falta es comprar pescado nos pondremos en contacto con un pescadero pero, ¿qué sucede cuando buscamos un seguro? Una buena parte de los seguros que se contratan, se firman en entidades financieras. ¿Por qué seguimos siendo reacios a acudir a un profesional del sector de los seguros que nos busque el producto que más se ajusta a nuestras necesidades?

Ahí entra en juego la figura del corredor de seguros, que nos es más que un “mediador que trabaja con las distintas compañías aseguradoras y con los clientes, a los que asesora con total independencia y defiende frente a las aseguradoras”.
Nos lo explica Antonio González, de la correduría de seguros Benito de la Puente, en León. “Ahora se nos denomina mediadores de seguros, pero no es un papel nuevo, antiguamente se nos conocía como brokers de seguros. Lo que nos diferencia de cualquier otra figura que intermedia en la contratación de un seguro es que los mediadores somos independientes y también somos los representantes del tomador del seguro frente a las compañías aseguradoras”.

benito puente
A la hora de buscar un seguro, los consumidores tenemos abiertas varias opciones, como visitar todas las compañías aseguradoras para informarnos, utilizar los novedosos comparadores a través de Internet o acudir a un mediador de seguros. Todas ellas son opciones válidas, aunque la del mediador es la más cómoda porque un corredor tiene una cartera de productos lo suficientemente amplia como para poder ofrecer a su cliente la oferta que mejor encaja en sus necesidades.
Antonio González, tras más de 50 años trabajando en su correduría, afirma que “cuando se contrata un seguro es imprescindible hablar con el cliente y escucharle para ver cuáles son sus necesidades”.
Poco a poco, los consumidores vamos teniendo un mayor conocimiento del sector de los seguros, pero hasta hace no mucho tiempo, lo habitual es que contratásemos este tipo de productos a través de las entidades financieras, bancos y cajas. Para González, la diferencia de trato entre un corredor de seguros y un empleado de banca-seguros, es abismal: “no conozco ningún banco que pierda ni tan siquiera un minuto para asesorar a su cliente atendiendo a las necesidades que necesita cubrir; en términos generales, las entidades financieras no actúan de forma limpia porque cuando pides una hipoteca te meten obligatoriamente el seguro de vida y el de hogar, y eso es ilegal desde que la Unión Europea lanzó una directiva que prohíbe que las hipotecas estén ligadas a los seguros. Al banco le dan igual las necesidades del cliente, lo que buscan es un seguro cuyo beneficiario sea el banco”.
Un seguro es un contrato entre el tomador y el asegurador que se compromete a cumplir con unos requisitos en caso de que haya un siniestro. Si leemos toda la letra pequeña de cualquier contrato, ¿cómo no hacer lo mismo al suscribir un seguro?
“Es fundamental que los consumidores sean exigentes, que se sienten antes de contratar su seguro para que les expliquen qué opciones hay y cuál se adapta más a lo que necesita”, concluye Antonio González.