Marta Herreras, especialista en Psicología Clínica, nos da algunas pautas sobre la adaptación a la rutina tras el periodo estival

“Como somos seres inconformistas por naturaleza, cuando estamos inmersos en la rutina del curso estamos apesadumbrados, y estamos deseando que lleguen las vacaciones de verano, y cuando llegan, muchos quieren volver a la rutina… La sociedad y el ritmo de vida que se nos impone, así como otras cosas que nos influyen, hacen que la vida se nos complique. Parece que vivimos acelerados, y por eso es necesario hacer rutinas sanas, acordes a la edad, y tratemos de ajustar los horarios de la mejor manera posible”, señala la psicóloga.

Herrera enfatiza en la importancia de la búsqueda de la estabilidad. En cuanto a la población infantil, de 0 a 3 años, es “muy importante establecer rutinas conforme a sus necesidades… Lo que nos preocupa en este momento es que aprendan a dormir y a comer bien… Establecer esos ritmos, marcarlos y llevarlos a cabo es necesario”. Esta edad es “muy vulnerable. Todavía existe la creencia de que no se enteran de nada, y no es cierto. No desarrollan una memoria consciente, de lo semántico, pero atender esas necesidades emocionales, proporcionarles las pautas para que vivan en un entorno tranquilo, donde estén cuidados, es fundamental para el desarrollo armónico del sistema nervioso.

De 3 a 6 años es “otra etapa fundamental. Las primeras etapas de la vida de un niño son fascinantes. Son etapas de aprendizaje”. Durante estos años hay que atender “todo aquello que observemos que el niño no está logrando y es adecuado a su momento evolutivo, lo que llamamos hitos evolutivos. Problemas de comunicación, de interacción, falta de interés, problemas de comportamiento… Es habitual que los niños tengan sus rabietas y berrinches, pero cuando son excesivas, no se calman, no sólo es en un contexto familiar… También es un problema”.

Para Herreras, las rutinas son importantes también en estos primeros años. “Esa anticipación nos prepara mentalmente para reaccionar mejor. También hay que prestar atención al tema de los horarios de sueño. Cuando la rutina está establecida todo es más fácil de dirigir y llevar a cabo”.

De los 6 a los 12 años es un “suma y sigue. Vamos creciendo y hay que procurar otorgar una mayor autonomía y responsabilidad. Extraescolares… Una rutina estructurada sin sobrecargar a los niños, porque es una locura a veces las agendas que tienen y eso puede desembocar en desmotivación”.

De los 12 a los 18 años “hay una variación tremenda. Hay chavales que con 12, 13… muestran madurez, y otros con 18 están más descentrados que niños de 7. Es una etapa de muchos cambios y lo que nos ocurre a los padres muchas veces es que no nos da tiempo a adaptarnos a sus cambios. Hay que insistir en las rutinas, porque siguen siendo necesarias, por supuesto adaptadas a los cambios evolutivos. El sueño sigue siendo muy importante. En la adolescencia se retrasa el inicio del sueño y queremos levantar a los niños a las siete de la mañana… Tenemos que tener cuidado con esto y con las tecnologías. El adolescente no puede dormir con el móvil al lado, porque no se puede controlar. Con las RRSS se va el tiempo y estimulan, nos pasa también a los adultos. Tenemos chavales que se acuestan a la una o dos de la mañana y se levantan a las siete. Eso no es bueno. Llegan los problemas físicos, de ansiedad…”.

En cuanto a los adultos, la psicóloga insiste en que “también necesitamos cuidar nuestras horas de descanso, alimentarnos bien y dedicar tiempo de relax, además de la actividad física. Son pautas que todos conocemos y que tenemos que practicar día a día”.