Indicadores como la salud, educación o calidad ambiental permiten medir la felicidad

Con motivo del Día Internacional de la Felicidad, hacemos un alto en el camino para aprender a disfrutar de todo aquello que nos hace sentir mejor. ¿Y a ti? ¿Qué es lo que te hace feliz?

 Por Marta Herreras, especialista en psicología clínica.

¿Qué es el Día Internacional de la Felicidad?

El Día Internacional de la Felicidad, el 20 de marzo, fue instituido el 28 de junio de 2012 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y se celebró por primera vez el año 2013.
Desde 2013, las Naciones Unidas han celebrado el Día Internacional de la Felicidad como reconocimiento del importante papel que desempeña la felicidad en la vida de las personas de todo el mundo.

¿Cuál es el origen de esta celebración?

Fuente: Wikipedia
El término fue propuesto por Jigme Singye Wangchuck, rey de Bután, en 1972, como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica de su país. Este concepto se aplicaba a las peculiaridades de la economía de Bután, cuya cultura estaba basada principalmente en el budismo.
La felicidad nacional bruta (FNB) o felicidad interna bruta (FIB) es un indicador que mide la calidad de vida en términos más holísticos y psicológicos que el producto interno bruto (PIB).
Mientras que los modelos económicos convencionales observan el crecimiento económico como objetivo principal, el concepto de FNB se basa en la premisa que el verdadero desarrollo de la sociedad humana se encuentra en la complementación y refuerzo mutuo del desarrollo material y espiritual.

¿Se puede medir la felicidad?

Así este pequeño reino, que es la democracia más moderna del mundo, pone a nuestra disposición la medición más completa de felicidad actual. Dicha métrica cuenta con nueve componentes:
1) Salud. Mide la atención médica y las barreras de ésta, así como la calidad de los servicios de salud.
2) Educación. Evalúa el aprovechamiento, calidad, escolaridad y nivel de educación.
3) Diversidad ambiental. Cuantifica el acceso a servicios ambientales, el conocimiento ambiental de la población y destaca por el indicador de árboles sembrados por persona.
4) Nivel de vida. Mide los consumos de los hogares y el número de casas propias, entre otros. Destaca por medir la inhabilidad de hacer remodelaciones por hogar.
5) Gobernanza. En éste se evalúa la calidad de los servicios públicos, la confianza en las instituciones y los niveles de seguridad.
6) Bienestar sicológico. Aquí se estiman los niveles de estrés y prevalencia de emociones como celos, frustración, generosidad, y tranquilidad.
7) Uso del tiempo. Cuantifica el tiempo que dedicamos a dormir, a la participación comunitaria, a la educación, al deporte, al cuidado de los demás y a meditar, entre otros.
8) Vitalidad comunitaria. Estima la confianza y el apoyo social entre los miembros de una comunidad, así como los niveles de seguridad.
9) Cultura. Evalúa el conocimiento de la cultura propia (deportes tradicionales, festividades comunitarias, labores artesanales, etcétera) así como el respeto y conocimientos de otras culturas.

La felicidad, ¿cuestión de actitud?

La felicidad subyace y trasciende los acontecimientos, porque es un estado de equilibrio interno que no depende de lo que pasa afuera.
Feliz se siente aquel que puede mantener un enfoque positivo de los hechos y aprende de ellos y siente una sensación de plenitud que le brinda sentir que está haciendo lo correcto.
La felicidad no se cuestiona, se siente, se experimenta, y no se puede medir con ningún instrumento, como pretenden algunos gobiernos que quieren constatar con números el nivel de felicidad de su pueblo.
Cuando uno se siente profundamente feliz, medir esa sensación es prácticamente imposible, porque no hay números que expresen fielmente un sentimiento interno, como ser feliz o desdichado.

¿Podemos hacer algo para fomentar nuestra felicidad?

Practica alguna actividad física: Cuando realizamos ejercicio liberamos endorfinas, las cuales nos ayudan a liberar el estrés y ser más optimistas. Sin duda, los deportes son una excelente clave para tener una buena calidad de vida.
Desayuna: Algunas personas se saltan el desayuno por falta de tiempo o para evitar engordar. Lo cierto es que realizar la primera comida del día te da las energías necesarias para empezar la mañana con buen pie, pues te ayuda a pensar y desempeñar exitosamente tus actividades.
Agradece a la vida todo lo que tienes: Cada uno de nosotros es afortunado en un montón de cosas que muchas veces no apreciamos. Puedes escribir en un papel 10 cosas que tienes en tu vida que te dan felicidad, y releer la lista cuando sientes que nada está bien. ¡Enfócate en las cosas buenas!
Sé asertivo: Pide lo que quieras y di lo que piensas. Ser asertivo ayuda a mejorar tu autoestima y comprensión del mundo.
Gasta tu dinero en experiencias: Aunque a veces creamos que comprar un montón de cosas nos hace sentir mejor, el efecto es a corto plazo. Si inviertes tu dinero en viajes, cursos y clases tendrás nuevas experiencias que te mantendrán feliz por mucho más tiempo.
Pega recuerdos bonitos, frases y fotos por todos lados: Llena tu nevera, tu escritorio, tu cuarto, TU VIDA de recuerdos bonitos y mantenlos siempre presentes.
Usa zapatos que te queden cómodos: Si te molesta el calzado y te duelen los pies, tu mal humor irá aumentando progresivamente a lo largo del día. Usa zapatos cómodos y evita el mal rato.
Escucha música: Está comprobado que escuchar música despierta deseos de cantar y bailar, y estos deseos te van a alegrar la vida.

Arréglate y siéntete atractivo: ¡Ponte guapo/a! El sentirte bien contigo mismo y la percepción que tienen los demás de ti te hará sentirte más feliz.

¿Me río porque soy feliz o soy feliz porque me río?

La risa tiene múltiples beneficios. Reír es saludable: se ha demostrado científicamente que el córtex cerebral libera impulsos eléctricos un segundo después de comenzar a reír, expulsando de nuestro organismo la energía negativa.
Reírse tiene numerosas ventajas, entre las que destacan:
• Las carcajadas disminuyen el insomnio.
• Previene los infartos, ya que los espasmos que se producen en el diafragma fortalecen los pulmones y el corazón.
• Rejuvenece la piel porque tiene un efecto tonificante y antiarrugas.
• Al liberarse endorfinas, tiene un efecto analgésico.
• La carcajada hace vibrar la cabeza y se despejan la nariz y el oído.
• Reduce la presión arterial.
• Refuerza el sistema inmunológico.
• Facilita la digestión, al aumentar las contracciones de los músculos abdominales.
• Mejora la respiración.
En cuanto a los efectos a nivel psicológico, la risa elimina el estrés y alivia la depresión, incrementando la autoestima y la confianza en uno mismo. Combate miedos y fobias, así como la timidez, al facilitar la comunicación entre las personas, expresando emociones y favoreciendo la existencia de lazos afectivos. La risa alivia el sufrimiento, además de descargar tensiones, potenciando la creatividad y la imaginación.

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¿Qué es la risoterapia?

La risoterapia es una forma de aprender a ver las cosas desde el lado positivo para poder sacar el mayor fruto a la vida y al trabajo, además de una manera sencilla de mejorar la salud, a través de emociones placenteras.
Hace más de 4000 años, en el Antiguo Imperio Chino, existían unos templos donde las personas se reunían para reírse, con el fin de encontrar un equilibrio para la salud. En culturas antiguas de tipo tribal, existía la figura del “doctor payaso”, un hechicero vestido y maquillado, que aplicaba terapias de la risa para curar guerreros enfermos.
Los talleres son participativos, tratan de sacar esa risa del niño interior de cada uno con juegos, bailes, música, etc…
La metodología general de estos talleres consiste en:
• Estiramientos, mediante ellos se desbloquea el cuerpo para liberar tensiones.
• Comunicación, para crear un buen ambiente y complicidad entre los participantes.
• Juegos, una forma de volver a la infancia.