Hablamos con Marta Prieto, trabajadora social, y Aurelio Gil, presidente de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de León, ARLE, sobre la labor que realiza este organismo.

El alcohol causa 200 muertes al año en León. “De lo que hablan estas muertes es de las enfermedades que ocasiona, ya no de la adicción, sino del consumo habitual de alcohol”, señalan, dejando claro que “es una línea tan fina la que hay entre el consumo habitual y el desmedido, cuando atraviesas las barreras y el alcohol se apodera de tu forma de actuar, creo que se traspasa la línea sin darse uno cuenta”. El consumo habitual no es el mismo para cada uno.

Los representantes de ARLE sostienen que “nos hemos educado en una cultura de alcohol. Es algo que ayuda a socializar en un principio y algo habitual ver a las personas tomarse un vino a mediodía, por la noche… Eso hace que veamos como algo normal el consumo de alcohol, pero los estudios dejan claro que el umbral seguro de consumo es cero”.

El consumo de alcohol empieza en edades cada vez más tempranas, y “la tarea preventiva deberíamos pensar en hacerla antes de que sea un problema. Tiene que empezar cuando los niños son pequeños, para trabajar los factores de riesgo desde la infancia, reforzar sus capacidades, autoestima… eso genera una buena prevención no solo de alcohol, sino también de drogas”.

El objetivo de ARLE es “ofrecer un programa y un recurso de rehabilitación para las personas con problemas de adicción. Aunque en nuestras competencias entre la prevención o la difusión, el eje central es el tratamiento”, manifiestan.

Aseguran que “muchas veces, el alcohol es esa autoestima que creemos que nos falta”. Pero, ¿cuáles son las claves para saber si existe o no adicción? “No hablamos tanto de cantidades… sino de que la persona, cuando bebe, le cuesta parar. También afecta a su personalidad y comportamiento, haciéndolo problemático en el entorno laboral, en la sociedad. Todo eso nos puede dar pistas”.

“La gente tiene miedo a la palabra alcohólico, y la realidad es que es un problema de muchas personas, de gente que tiene una vida normalizada, aunque llena de problemas por ello, pero no está en una cuneta”, agregan, dejando claro que “el problema no es el borracho que está en un banco con bolsas de plástico, es una persona que está en su trabajo y que tiene que dejarlo en un momento para bajar al bar, beber para continuar su relación diaria con la vida. Posiblemente, la persona con deterioro, el que está en la calle, está en el último estadio”.

ARLE cuenta con un programa terapéutico. Se hace una entrevista para establecer una valoración, y comienza a asistir a terapia grupal una vez por semana. En función de la fase y objetivos a cumplir, empieza la primera, que es la fase de acogida. La segunda es de integración, y la última de personalidad. La asociación cuenta con unas 280 personas, y 160 en programa terapéutico”.

El alcoholismo es una enfermedad crónica, “pero si cesa el consumo, la enfermedad está como dormida”. Por eso siempre se cuenta con el apoyo de la asociación.

ARLE también tiene un programa de intervención penitenciaria, que consiste en que las personas en prisión tengan un recurso para iniciar un proceso de rehabilitación.