La psicóloga Marta Herrera explica que la restricción de los contactos sociales y la incertidumbre han derivado en una “crisis de estrés generalizada”. La clave, según esta profesional, vivir más el día a día, adaptarnos y afrontar la situación

 

La psicóloga Marta Herrera vuelve a ‘Manos Arriba’ para hablarnos de las consecuencias psicológicas que puede acarrear la situación que estamos viviendo con la pandemia sanitaria y las medidas.

El coronavirus nos está haciendo modificar nuestra estructura de funcionamiento más habitual, y entre otras cosas, se está restringiendo el contacto social, “algo fundamental y primordial en el ser humano”. La especialista en Psicología Clínica asegura que hay mucha gente que este aspecto social lo está llevando “realmente mal”. Herrera alude a que los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, y el carácter español es muy de contacto”. Por eso, para Herrera, el apoyo psicológico es esencial. “Los psicólogos recomendamos mucho salir y el contacto social, y precisamente con la Covid nos lo han quitado de una manera brutal”.

Para Herrera hay grupos de edad, como la adolescencia y juventud más temprana, que lo echan más en falta, porque es la “época de la expansión social”. Pero si para la psicóloga hay un colectivo que realmente se ve perjudicado por esta situación es el de la tercera edad, por las secuelas que les pueden quedar. “Estas personas en residencias que no pueden salir, que no pueden ver a sus familias…”.

La psicóloga agrega que, dada la brusquedad de los cambios que se están viviendo, estamos ante una “crisis de estrés generalizada”, y eso los profesionales lo están notando. “En general estamos todos irascibles, irritables, porque son muchos cambios, muchas cosas que gestionar, mucha incertidumbre y no vemos la luz al final del túnel. Esto genera un desasosiego aún mayor”.

Pero para esta profesional no todo es negativo. También “tiene algo de romántico en la vida, porque vivíamos antes con una falsa sensación de control y nos hacía sentirnos un poco seguros, pero en realidad tenemos muy poca capacidad de control y la Covid nos lo ha demostrado”. La psicóloga afirma que esto nos dice que “tenemos que vivir más el presente, centrarnos en el día a día. Sin grandes expectativas, porque esta pandemia “nos ha enseñado a vivir primero por quincenas, y ahora, con la segunda ola, hay otro estrés distinto a la primera, porque ya no hay una fecha fin. Volver a la normalidad no va a ser. No vamos a tener la misma vida de antes, pero no quita que pueda ser buena e incluso mejor, porque en muchas cuestiones no lo hacíamos bien”, como esas “necesidades creadas absurdas, un consumismo irracional…”. La psicóloga piensa que, en líneas generales, la gente “tenemos que tener la capacidad para aprender de todo esto, porque la capacidad para adaptarnos es mayor a la que creemos y a lo mejor lo que nos está pasando es que, como comunidad, aún estamos en la fase de negación. Tenemos que aceptar lo que nos toca, afrontar la situación y saber qué puedo hacer dentro de esta situación”.