Desde que el dinero se convirtió en una cuestión de confianza, su valor es completamente irreal.

En el año 1971, el presidente estadounidense Richard Nixon aplicó una serie de cambios conocidos como el Nixon Shock. Una de las consecuencias de sus decisiones fue la derogación del patrón oro. Desde entonces, el valor del dinero no corresponde a la realidad y la economía se ha convertido en un baile de números sin ninguna coreografía.

Ernesto Rodera y Francisco García (Nubedocs) tratan de aclarar por qué el dinero es el elemento más virtual que existe. No se lo pierda, el lunes 16 de marzo a partir de las 12:30 (100.6 FM de León y nuestro Podcast).

Nadie es capaz de entender cómo funcionan en la realidad las economías. Si alguien te dice que lo entiende, te está mintiendo como un bellaco. El valor del dinero está determinado por la economía que sustenta y la fe (dinero fiduciario) que se tiene en esa economía. Imaginen determinar el valor de la cristiandad en base a la cantidad de fe que tienen los cristianos. Pues igual de absurdo es el sistema económico actual.

El escenario en el que nos movemos conviven dos economías completamente opuestas:

  • Economía productiva: actividades que producen un objeto u ofrecen un servicio.
  • Economía especulativa: actividad basada en generar dinero a partir de otro producto o activo.

En la economía productiva el valor se corresponde con un ente real (productos o servicios) y puede ser medible.

La economía especulativa es tan irreal que está basada en suposiciones con ciertos tintes de realidad. Por ejemplo, los mercados de ‘futuros’ compran los derechos de producción de determinados productos y especulan con ellos. Así, compran la producción de maiz del año que viene a 100 porque han previsto que entonces valdrá 120. Si todo les va bien, habrán ganado 20 con la suposición. Pero si la cosecha se va a la porra, habrán perdido 100 (menos el coste del seguro, por supuesto).

La economía especulativa tiene un peso en la economía mundial de 10/1 sobre la economía productiva. El valor de las economías viene determinado por la confianza y, la confianza no tiene valor en sí misma. No es real. No hay unidades de medida de la confianza. Ni confianzalogía. Ni nada.

En conclusión, el valor del dinero es completamente virtual, y nadie sabe cómo determinarlo exactamente. Sólo se conoce su valor puntual, pero su fluctuación está sujeta a tantos factores ‘irreales’ que no se puede predecir con exactitud.

La Ley de la oferta y la demanda dice que algo vale lo que alguien está dispuesto a pagar por ello. En esencia, vivimos en un mundo en el que si un timador vende un sobre con recortes de periódico (timo de la estampita) y se paga por él 20.000 €, entonces esos recortes valen 20.000 €.

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